Queremos decidir qué película ver en el cine1. Lanzamos una moneda al aire, y el azar decide por nosotros. ¿El azar, o algo más? Lo cierto es que si fuéramos capaces de lanzar la moneda 10 veces exactamente en las mismas condiciones (misma fuerza, ángulo, velocidad del viento, densidad del aire, movimientos sísmicos, campos magnéticos, gravedad2, etc.), obtendríamos siempre el mismo resultado. ¿Existe el azar? Para responder a esta pregunta tenemos que hablar de ontología y epistemología.
La palabra ontología se refiere al estudio de la verdadera naturaleza del mundo. Lo que realmente pasa. La palabra epistemología se refiere al estudio de lo que podemos conocer con nuestros medios. Y ambas cosas no tienen por qué coincidir. El lanzamiento de una moneda ontológicamente no es un evento aleatorio. Hay una gran cantidad de factores que afectan a este resultado, y si estos factores se repitieran exactamente y sin perturbaciones3, el resultado de lanzar una moneda sería siempre el mismo. Sin embargo, dado que no somos capaces de computar, replicar, y puede que ni de conocer todos los factores que influyen en el lanzamiento de una moneda, a efectos epistemológicos (lo que podemos saber de manera práctica), lo tratamos como un evento aleatorio.
Entonces, el lanzamiento de una moneda no es un evento aleatorio, pero volviendo a la pregunta inicial: ¿Existe el azar?
La respuesta corta es NO. Todo en el mundo en el que vivimos es determinista.
La respuesta larga es que sí, a nivel subatómico, los eventos descritos por la física cuántica son aleatorios. Sin embargo, y aquí está la clave, sólo suceden a nivel subatómico y solo pueden tener lugar una cantidad muy concreta de eventos, con unas probabilidades fijas y conocidas. La consecuencia de esto, es que a nivel macroscópico (sumando billones de eventos aleatorios que suceden con unas probabilidades fijas), el mundo es determinista4.
Esto no quiere decir que sea predecible en el sentido de Laplace. Éste postulaba que si un demonio conociera todas las posiciones y velocidades de todos los átomos del universo, podría predecir el futuro. Esto no es posible, porque según la interpretación de Copenhague de la física cuántica, es imposible conocer la posición y el momento de una partícula al mismo tiempo5.
Así, todo lo que ocurre a nivel macroscópico es determinista. Que no seamos capaces (epistemológicamente) de predecir el resultado del lanzamiento de una moneda no quiere decir que sea aleatorio. La relación de todo este rollo con el libre albedrío la explicaré en el siguiente post.
Éste es el segundo post en la serie El libre albedrío. Posts anteriores:
Libertad y diccionarios circulares. El libre albedrío I
Ay, el cine. Qué nostalgia...
No, la fuerza de la gravedad no es uniforme en toda la superficie de la tierra.
Expertos en caos, estas tres palabras las he añadido por vosotros. Que os conozco…
Todo esto suena muy simplista, pero me he asesorado con DOS físicos de partículas. Las reclamaciones, al maestro armero.
Aunque esta interpretación es epistemológica, no ontológica: Que no seamos capaces con nuestros medios de conocer ambas propiedades físicas no implica que ontológicamente sea imposible.