Esta semana, voy a escribir una serie de posts sobre el libre albedrío. Voy a ir construyendo desde la base filosófica hasta algunas consecuencias en el mundo de hoy. Soy científico, no filósofo así que tengo un enfoque algo parcial sobre este tema. Disfruten (o sufran).
El mayor problema para hablar del libre albedrío viene por las definiciones. Una de las cosas que menos me gustan de la filosofía es cuando se usan palabras sin definirlas, asumiendo que su significado es conocido y uniforme para todo el mundo. Algo que rara vez es cierto. Palabras como libertad, conciencia, razón, esencia, realidad, epifenómeno, emergencia, causa, finalidad, responsabilidad, bien, mal, se suelen usar sin definirlas correctamente o definidas de manera vaga, subjetiva o poco científica. Probablemente por la dificultad que tiene esta tarea. ¿Cómo definimos el libre albedrio pues?
En general, se suele llamar libre albedrío a la capacidad de tomar decisiones de manera mayormente independiente a las circunstancias externas. Aquí, por supuesto, ya empezamos con los problemas. ¿Qué significa "tomar decisiones"? ¿No es eso sinónimo de libre albedrío, convirtiendo la definición en circular? Posiblemente, pero la clave, dirán algunos, es la libertad. ¿Y qué es la libertad? Algunas veces se identifica la libertad con la mera existencia de opciones1. Pero esta definición es burda. Un termostato que se posiciona entre "activarse" o "no activarse" tiene dos opciones. ¿Es libre? Se suele responder a esto diciendo que "libre" significa "no determinado por circunstancias externas"2. Y volvemos a la circularidad: La toma de decisiones no se ve afectada por las circunstancias externas porque es libre, y es libre por no verse afectado por las circunstancias externas...
Si recurrimos al DRAE, el libre albedrío se define como "Potestad de obrar por reflexión y elección". La reflexión es un tema interesante que dejaré para otro día, pero elección se define como "Libertad para obrar". Libertad se define como "Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos". Luego, aquí parece que llegamos a una idea clave. La responsabilidad. Es la "Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente". Qué chasco. Para definir la libertad, apelamos a la responsabilidad y para definir la responsabilidad, apelamos a la libertad. No debería de sorprendernos teniendo en cuenta que los diccionarios siempre hacen definiciones circulares al definir cada palabra usando otras contenidas en el mismo diccionario3.
La dificultad para definir un concepto suele ser un buen indicativo de que tratamos con algo que no tiene entidad ontológica4. Una etiqueta que usamos para denominar a algo complejo que no entendemos bien, y que creemos que es UNA cosa.
¿Es posible que nos equivoquemos en este caso? Probablemente. Pero para responder a esto, tenemos que dar un paso atrás y hablar de determinismo, aleatoriedad, y la diferencia entre ontología y epistemología.
Por ejemplo, se dice que un recluso no es libre porque se limitan sus opciones.
Lo siento, termostato. No eres libre.
Pero bueno. Visto así, todas las definiciones son circulares.
Esta heurística no siempre es aplicable, ojo.