Os estaréis preguntando por qué he desayunado hoy un potito de zanahorias baby con ternera (y si no os lo preguntáis, os lo cuento).
Resulta que estaba haciendo la compra online con Mercadona, y en ciudades que no son Madrid, Barcelona y Valencia, Mercadona tiene una web que parece de los años 90 (la mayor mierda sobre la faz de la tierra). Esta web no tiene ni siquiera fotos para los productos. Solo listados de texto. En contraste, la otra web, LA GÜENA, es una web normal para los tiempos de hoy: Con fotos, interfaz cómodo, etc.
Busqué en la web con su motor de búsqueda (otra buena mierda: si un producto tiene un acento y no lo pones, no lo encuentra) "zanahorias baby". Había una sola entrada (de texto, claro) y compré el producto.
Al llegar el pedido, descubrí que era un potito de zanahorias baby con ternera.
Todo esto me plantea un par de dudas:
- ¿Para qué coño se hace un potito de "zanahorias baby" si todo es triturado y saben exactamente igual que las zanahorias normales?
- ¿Por qué cojones Mercadona tiene 2 webs diferentes, una para las "ciudades Premium" y otra para el resto de España?
La primera pregunta es la más intrigante, pero la menos acuciante. Con la segunda pregunta, me juego el cuello a que la respuesta es algún rollo del estilo "Los gerentes de los Mercadona de fuera de estas ciudades están acostumbrados al sistema X y no les apetece dejarlo".
La palabra que mejor define a los empresaUrios españoles es el “catetismo”1. Son tantas las pruebas que lo confirman que sólo se puede negar desde el corporativismo:
Bajo nivel cultural general (lo que se aprecia, entre otras cosas, en el nivel de inglés).
Búsqueda del beneficio a corto plazo (mayormente personal) en lugar del crecimiento sostenido de la empresa. La famosa cultura del pelotazo.
Obsesión con el presentismo, el calienta-sillismo y en general, negar la idea de que tener empleados contentos es básico para que una empresa funcione bien2.
Rechazo a la novedad y al progreso, aunque implique procesos más eficientes (y por tanto, más beneficios) a largo plazo y mejor atención al cliente (i.e. web de Mercadona). Esto también lleva a la negativa a adoptar prácticas de éxito de otras empresas u otros países.
Desprecio hacia el empleado (traducido la mayoría de las veces en una diferencia salarial importante en las diferentes posiciones jerárquicas). De la mano de este desprecio, también viene una gran desconfianza hacia el empleado, siempre dando por hecho que van a engañar o robar al empresaurio.
Termino esta triste historia (escrita desde una ciudad No-Premium) con la mejor muestra que se me ocurre de lo que digo.
Mi experiencia me dice que todo esto no es exclusivo de la clase empresarial española, pero sí que la prevalencia en España es mayor.
El ejemplo más reciente: Negar a los empleados el teletrabajo para puestos que no requieren presencialidad porque PATATAS. Recuerda: Nadie debería tener que aguantar al jefe español medio.